El ZINC en la función biológica
El
cinc es un elemento
químico esencial para
los seres humanos y ciertos animales. El cuerpo humano contiene
alrededor de 40 mg de cinc por kg y muchas enzimas funcionan
con su concurso: interviene en el metabolismo de proteínas y ácidos
nucleicos,
estimula la actividad de aproximadamente 100 enzimas, colabora en el
buen funcionamiento del sistema
inmunitario,
es necesario para la cicatrización de
las heridas, interviene en las percepciones del gusto y el olfato y
en la síntesis del ADN.
El metal se encuentra en la insulina,
las proteínas dedo
de zinc (zinc
finger)
y diversas enzimas como la superóxido
dismutasa.
Hay
2-4 gramos de cinc4 distribuidos
en todo el cuerpo humano. La mayoría del cinc se encuentra en el
cerebro, los músculos, los huesos, el riñón y el hígado, con las
concentraciones más altas en la próstata y
las partes del ojo.5 El semen es
particularmente rico en zinc, siendo un factor clave en la correcta
función de la glándula prostática y en el crecimiento de los
órganos reproductivos.6
El
zinc aumenta la testosterona en
sangre indirectamente, funcionando como coenzima en el metabolismo de
las hormonas masculinas por medio de su formación a través de
la hormona
luteinizante (LH),
que estimula las células
de Leydig.
En
el cerebro,
el zinc se almacena en determinadas vesículas
sinápticas mediante neuronas
glutamatérgicas10 y
puede "modular la excitabilidad del cerebro".
Desempeña
un papel clave en la plasticidad
sináptica y
por lo tanto en el aprendizaje.
Sin
embargo, ha sido llamado el "caballo oscuro del cerebro"
(“the brain's dark horse”)
ya
que también puede comportarse como una neurotoxina,
lo que sugiere que la adecuada homeostasis del
cinc desempeña un papel fundamental en el funcionamiento normal del
cerebro y del sistema
nervioso central.1
Deficiencia
La
deficiencia de zinc perjudica al sistema
inmunitario,
genera retardo en el crecimiento y puede producir pérdida del
cabello, diarrea, impotencia,
lesiones oculares y de piel, pérdida de apetito, pérdida de peso,
tardanza en la cicatrización de las heridas y anomalías en el
sentido del olfato y el gusto.13 Las
causas que pueden provocar una deficiencia de zinc son la deficiente
ingesta y la mala absorción del mineral —caso de alcoholismo que
favorece su eliminación en la orina o
dietas vegetarianas en las que la absorción de zinc es un 50% menor
que de las carnes— o por su excesiva eliminación debido a
desórdenes digestivos.
La
carencia de zinc en los períodos de rápido crecimiento afecta
negativamente el desarrollo cognitivo, cerebral y sexual.
Según
el CSIC,
este elemento tiene un papel de suma importancia en las funciones
mediadas por neurotransmisores,
actuando como modulador de la excitabilidad neuronal. En este sentido
la deficiencia de zinc puede causar trastornos del humor y
neurodegeneración, como depresión y Alzheimer.La
disminución de los niveles de LH y testosterona circulantes a causa
de la deficiencia de cinc afecta negativamente la actividad de las
células de Leydig.
Exceso
El
exceso de zinc, denominado hipercincemia, se ha asociado con bajos
niveles de cobre,
alteraciones en la función del hierro,
disminución de la función inmunológica y de los niveles
del colesterol bueno HDL,
vómitos, diarrea, daños a los riñones y depresión mental.
Zinc en la dieta
El
zinc se encuentra en diversos alimentos, especialmente en aquellos
ricos en proteínas,
ya que el zinc queda retenido entre las mismas, como ostras, carnes
rojas, carne de cerdo, cordero, aves de corral, algunos pescados y
mariscos. Otras fuentes ricas en zinc son las habas, nueces, granos
enteros y levadura. Las frutas y las verduras no son habitualmente
buenas fuentes, porque el zinc en las proteínas vegetales no tiene
tanta biodisponibilidad para
el ser humano como el zinc de las proteínas animales.
Los
cereales integrales, las legumbres y los frutos secos son ricos
en fitatos,
que son conocidos bloqueantes del zinc. La biodisponibilidad del zinc
en el pan leudado es
mayor que en los productos sin levadura,
ya que el proceso de leudado activa la fitasa, que descompone el
ácido fítico. El resultado es que mejora la biodisponibilidad del
zinc.
La
ingesta diaria recomendada de zinc ronda los 11-20 mg para
hombres adultos, menor para bebés, niños, adolescentes y mujeres
adultas (por su menor peso corporal) y algo mayor para mujeres
embarazadas y durante la lactancia. La absorción del zinc es
muy variable (entre un 20 y un 30 %), y aumenta cuando el
consumo es bajo o cuando aumentan las necesidades.
Aunque
los adultos vegetarianos tienen a menudo una ingesta menor que la de
los omnívoros, parece que en general presentan un nivel adecuado de
zinc, como se refleja en los niveles de zinc en sangre y en los
estudios sobre el balance de zinc. Se ha visto que a lo largo del
tiempo se produce una adaptación a la dieta vegetariana, dando como
resultado una mejor utilización de este elemento.
Los
hombres vegetarianos y no vegetarianos tienen un consumo de zinc
similar
mientras
que las mujeres vegetarianas presentan un consumo significativamente
más bajo. Incluso aunque estas últimas consuman menos zinc, sus
niveles son similares a los niveles de las mujeres omnívoras. Las
personas de la tercera edad, independientemente de su tipo de dieta,
tienen un mayor riesgo de deficiencia de zinc.
Como
el zinc, en general, se absorbe de manera menos efectiva a partir de
una dieta vegetariana que de una dieta omnívora, es importante que
los vegetarianos seleccionen alimentos ricos en zinc.
Fuente wiikipedia
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