Es difícil decir la proporción exacta, pero es suficientemente
significativa como para quedarte con la anécdota. Si no te habías
dado cuenta en alguno de tus vuelos anteriores, a partir de ahora, lo
harás.
Una
compañía
eliminó
el zumo de tomate de
la lista de bebidas.
Para
sorpresa de la compañía, los pasajeros entraron en cólera.
¿Qué
es lo que tiene el zumo de tomate que despierta pasiones en las
alturas, incluso entre los reacios a pedirlo al nivel del mar? Al
parecer,
hay
una explicación (o
varias).
MOTIVO
1: LA HUMEDAD
Un
estudio descubrió que la culpa de que el zumo de tomate tuviera
tantos fans a 11.000 kilómetros de altura es, en realidad, del
avión.
Los
sentidos se ven afectados por los niveles de humedad,
que son célebremente bajos en las cabinas: entre 10 y 15%,
comparados con el 50-60% de un nivel de bienestar óptimo. Su
ambiente seca la nariz y la boca, atontando las papilas gustativas y
la pituitaria. Añade la baja presión, que disminuye el nivel de
oxígeno en sangre, y terminas con una recepción débil de los
sabores y olores.
¿El
resultado? Un
sabor fuerte y ácido, como el del zumo de tomate, suena muy
apetecible. “Al
nivel del mar, el zumo de tomate tiene un sabor intenso, no muy
fresco” . “En cambio, en cuanto lo bebes a 11.000 kilómetros,
muestra su mejor cara. Es más ácido, tiene un sabor un poco
mineral, y es muy refrescante”.
MOTIVO
2: EL RUIDO
Hay
otra teoría sobre por qué el zumo de tomate resulta tan apetecible
en el aire, y esta se centra en otro sentido: el oído. Ya
que el
nivel de decibelios interfiere con la percepción del sabor,
sobre
todo el dulce. Con
una media de 85 decibelios, los oídos sufren mucho más en un tubo
de metal surcando el cielo a 800 kilómetros por hora que en casa (el
nivel óptimo sería 55 decibelios, como máximo). La magia de la
sinestesia hace que, en un avión, el sabor dulce nos resulte menos
apetecible, por el simple hecho de que nos va a saber a nada.
Por
lo tanto, sin pensarlo, gravitamos más hacia lo salado; o mejor aún,
hacia la combinación de dulce y salado.
MOTIVO
3: LA SUGESTIÓN
Más allá
de las explicaciones científicas, la popularidad de la bebida puede
deberse a algo mucho más sencillo: la racionalización y la
influencia social.
Por
un lado, hay
que tomar una decisión rápido, y al ser gratis, se quiere extraer
el máximo beneficio posible.
Un
zumo de tomate suena extravagante, inusual; la bebida perfecta para
una situación extravagante e inusual como es volar. Y tiene un
plus:
suena a alimento sano (que lo sea o no ya es otra cuestión).
La
otra posible razón es mucho menos filosófica y más visual: la
“presión” social. Al
igual que con las palomitas de maíz en el cine o las pipas en un
estadio de fútbol, los pasajeros piden zumo de tomate al ver que sus
compañeros de vuelo también lo piden. La sugestión es un arma muy
poderosa, y en un lugar cerrado con opciones limitadas como es un
avión, aún más.
ContraHUMITAT
ContraHUMEDAD
Tratamientos contra la humedad: Capilaridad, condensación, filtración lateral
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